El verano ya termino, miles de historias ya solo son un eco imborrable en mi memoria, pero una vez más logre empaparme de conocimiento y experiencias nuevas.

Cabe destacar entre las “nuevas experiencias” mis 4 Nurses las cuales no solo me cuidaron y mimaron, si no con las que forje una gran amistad.

La monotonía de Madrid no logro hacerse presente gracias a unos grandes amigos y a que pronto partiría en lo que para mi ha sido algo más que una prueba de fuego, demostrar madurez y el buen hacer. Responsabilidades, confianza, madurez, creer en uno mismo… comprobar que todavía tengo vidas, aunque no conviene abusar de ellas, nunca se sabe cuando será la última.

En Castellón, una de las cosas que mas me gustaron fue el poder estar 15 días en los que solo dependía de mi mismo y de mis actos, en un principio pensé que sería una tarea difícil acallar al niño pequeño que llevo dentro, pero una vez más pulverice los límites y di más de lo que especulé que podría. Por lo que la pared para la próxima vez será más alta si cabe y una vez más intentare escalarla.

Una de las sensaciones que más me han gustado de este viaje ha sido dejar crecer mis alas y volar tan alto que nadie pudiera cortármelas. Es una sensación que os aseguro es inmejorable, sentirse libre y capaz… no lo cambiaria por nada.