Siempre he creído en el amor verdadero, pero sin haberlo tenido nunca.
Hace muchos años conocí a un niño, éramos pequeños y entonces todo era diferente, la vida era mas fácil, cualquier sentimiento o experiencia era nueva, estábamos aprendiendo a pasos de gigante lo que era la vida en el mundo que nos toco vivir.
El primer beso, ese que no olvidamos nunca, él lo dio siendo aun muy joven, pero no por ello con menos sentimiento. El primer amor no se hizo esperar tampoco. Las chicas se sucedieron y continuo experimentando emociones, ninguna las ha olvidado, cada una es especial, ocupando un lugar muy privilegiado en su corazón y en su memoria.
Se hizo mayor y las cosas cambiaron, ya no era el mismo, aunque el se sintiera igual, en el fondo sabia que no sería así. Aprendió mucho y no todo fue bueno, pero no por ello se desanimo, lo tomaba como enseñanzas y no como castigos mientras completaba el puzzle pieza a pieza de lo que seria su vida futura, confirmando lo que necesitaba, lo que quería, lo que le hacia vibrar.
Ese puzzle se ve casi completo en un aspecto global, pero no es así, ha perdido la ilusión que tuvo una vez, todo ese mundo de inquietudes que acarrea algo nuevo.
Simplemente dejo de creer, no se porque, creo que tampoco se lo he preguntado y no se si quiero hacerlo, tal vez me de miedo escucharle decir que nunca mas pueda volver a sentir como lo hiciera en el pasado, notar la pasión, lograr la fuerza de poder hacerlo todo tan solo porque sabes que ella sonreirá al verlo y es la unica recompensa que necesitas. En el fondo es un romántico, aunque nunca oiréis esto de sus labios.
Un día, sin previo aviso, se giro y la vio, poseía la cara de un ángel, su belleza denotaba algo sobrenatural en ella más allá de un simple rostro, aunque más bien se podría decir que era un demonio que te roba el alma y al que nunca le pedirías que te la devolviera. La fue conociendo y con el tiempo comenzo a tener la sospecha de que albergaba misterios en su interior que cada vez le atraían más y más como si se tratara del canto de una sirena que atrapa a la embarcacion dirigiendola hacia una muerte segura, una noche ella le abrió su corazón y no hizo falta que le robara el alma, pues el se la entrego sabiendo que después de ella nunca la necesitaría.
Lo complicado de esta historia es que lo que el siente hacia ella, es tan especial que duele, un sentimiento nuevo que carece de comprensión, contradictorio a veces, cristalino en otras y siente miedo, más del que nunca sintió antes.
Es un Te quiero que no ha sido dicho, un Amor en la distancia que le mina por dentro.
Tiene la pieza que falta en su mano, observando el hueco vació que completa el circulo, pero no sabe si encajara y el miedo le ha paralizado impidiendo de este modo que pueda finalizar lo que comenzó.