Los sentimientos son un mundo, conocido para algunos, muy desconocido para otros, algunos los expresan mientras otros simplemente los expresan a su modo.

¿Quien no le ha pedido algo a la vida esperando que esta sea concedida por arte de magia? Pero por otro lado… ¿que seria de la vida sin esas peticiones?
Yo no suelo pedir muchas cosas a mi vida, o por lo menos no lo hago en serio, pero hace mucho que si pido algo, o tal vez simplemente lo echo de menos, eso creo que nunca lo sabré con certeza…
Pero una nueva paradoja de la vida surge, lo tienes en la palma de la mano, puedes verlo, casi saborearlo, el ambiente esta impregnado de su esencia la respiras una y otra vez, pero… siempre hay un pero… no es lo que quieres, ¿Por qué? ¿No es lo que querías? ¡Pues aquí lo tienes! ¡Es todo tuyo!
Pero no lo quieres, no es egoísmo, es criterio, sabes lo que quieres de un modo casi cristalino, no sabes expresarlo, no sabes cuando llegara tu momento pero estas convencido de saberlo cuando haga falta.

Ahora mismo siento que solo tengo un disparo, tengo que ser certero, no puedo permitirme el lujo de fallar, debe ir directamente al corazón, ser fulminante y durar una eternidad. Es una bala que una vez allí nunca podrá salir. Por eso no hay una segunda oportunidad.
Es una montaña a escalar, un reto a batir, una medalla que al verla si haga sentir honor, sentirte tú, ser tú. Que al mirar el reflejo es sus ojos te veas a ti y que ese segundo valga una vida.

Pero esta lejos, es difícil… demasiado tal vez.